Esta pequeña iglesia se encuentra en el centro de Madrid. A pesar de ello, es muy fácil que pase desapercibida; nada hace presagiar lo que esconde en su interior. Además, es una de nuestras iglesias más internacionales; antes fue San Antonio de los Portugueses (hasta la independencia de Portugal, en 1640), más tarde fue cedida a la comunidad católica de los alemanes que acompañaban a la nueva reina, y que le da su nombre actual.
La imagen de San Antonio de Padua (que en realidad nació en Lisboa), preside la austera fachada; no hay más. Este santo es el patrón de los objetos perdidos, al que siempre acudía mi abuela, después mi madre y ahora mi hermana pequeña y recitan una oración a la vez que buscan el objeto perdido que, casi con total certeza, encontrarán. También es el patrón de los que buscan pareja así que, vamos a visitarlo.
Ya dentro, nos impresiona su decoración que envuelve al fiel y al visitante por todos y cada uno de sus rincones (si los hubiera), porque en realidad su planta es oval y finaliza en una cúpula que nos llena, cálidamente, de color, historia y arte.
El altar mayor, barroco, no es el único centro de interés. Aquí, el atractivo se reparte en sus 360ª y en todo su volumen. Nos sentamos en los bancos, dispuestos a disfrutar de este panorama.
En las pareces del templo, las pinturas al fresco pintadas por Lucas Giordano, relatan los milagros de San Antonio, como el del ciego, el de la carreta, la curación del tullido, el de la tormenta… Todos estos relatos iconográficos se acompañan de unas imágenes sosteniendo la historia, relativas a alguna de las virtudes a las que hace alusión (fe, caridad, verdad, experiencia…) y un poco más abajo, reyes europeos reconocidos por su santidad. En la misma pared, se encuentran unas hornacinas decoradas y con una pequeña escultura cada una.
Salpicados en su diámetro, medallones ovales con decoración vegetal en estuco con el retrato de los reyes relacionados, en este caso, con la construcción del templo, como Felipe III, Felipe IV, María Gabriela de Saboya o la reina Mariana de Austria, que tiene un lugar destacado en la entrada a la única nave de la iglesia.
En el falso tambor de la cúpula vemos, también pintados, elementos arquitectónicos a modo de hornacinas, columnas, cornisas, decoraciones escultóricas… Finaliza con la escena de la ascensión del Santo a los cielos.
Para descansar la vista, bajamos a la cripta. Aquí el espacio cambia completamente: blanco o ladrillo desnudo. Aunuqe esta austeridad invita al recogimiento, el ruido del exterior, nos sorprende sin que nos percatemos, hasta que llegamos a la parte delantera en la que, la cripta, recibe luz y ventilación de la propia calle. Al otro lado del altar, unos pequeños nichos, hermanan junto a personajes anónimos, algunos más conocidos como Doña Berenguela.
A tener en cuenta:
• Suelo prepararme las vistas e informarme especialmente sobre su historia o sobre algunos de los aspectos más destacados del lugar. Aquí apenas hace falta, ya que, con la entrada, en el vestíbulo, os cederán un documento detallado sobre el templo, su historia y las manifestaciones artísticas que podrás apreciar. Tengo que decir, además, que la información es completísima y francamente útil para saciar la curiosidad del inquisitivo visitante.
• Esta pequeña joya fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1973
Saber más:
- Sobre La decoración de San Antonio de los Portugueses de Madrid. Gutiérrez Pastor, Ismael; Arranz Otero, José Luis. UAM. (Fichero descargable)
- Gestionada en la actualidad por la Hermandad del Refugio
INFORMACIÓN ÚTIL:
Dirección: Metros Callao, Chueca, Santo Domingo o Gran Vía. Calle Puebla 22, Madrid